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Integración como Servicio

Proporciona una integración o una solución API como un servicio completo de principio a fin.

¿Qué es la Integración como Servicio?

La Integración como Servicio es un paso más allá de la iPaaS (plataforma de integración como servicio), es la provisión de integraciones o de las API al margen de la infraestructura subyacente, por lo general como modelo de entrega en cloud. Se trata de una relación contractual entre el productor de una integración o API y el cliente, en la que las características giran en torno a la disponibilidad, el rendimiento y la escalabilidad específicas, además de otros factores, de la API o el flujo de integración. 

Hay dos tipos de Integración como Servicio:

  • conectores de mercado prediseñados de autoservicio basados en cloud
    • Las soluciones como Zapier, Automate.io, IFTTT y Microsoft Power Automate permiten crear flujos de integración con conectores prediseñados desde un mercado.
  • Desarrollo personalizado
    • Proveedores de soluciones de otros fabricantes, como Chakray, pueden crear flujos de integración y API a partir de los requisitos y ofrecerlos como un servicio.

Propuesta de valor de la capacidad

El valor más evidente de la integración como servicio es hacer desaparecer todos los gastos generales asociados a la plataforma y la infraestructura. Se trata de una solución que se suministra como una «caja negra» en la que la arquitectura subyacente no importa, lo que supone un ahorro enorme en infraestructura, DevOps y mantenimiento de la plataforma. Asimismo, resulta mucho más fácil asegurar que los servicios son adecuados para su propósito, con líneas de responsabilidad y propiedad más claras.

Además, el servicio facilita la agilidad digital de la organización del cliente respecto a la integración. La integración es uno de los retos clave durante cualquier iniciativa de transformación, si se proporciona como un servicio, es mucho más fácil cambiar con un proveedor que recrear o cambiar las integraciones internas.

La integración como servicio proporciona costes predecibles y concretos. Aunque no es una alternativa más barata, sí que se entiende bien, incluso con precios en función al consumo. Los equipos internos de integración, infraestructura, plataforma y DevOps pueden dificultar la comprensión del auténtico coste de la integración, por no hablar del coste específico de una sola integración o API. IPaaS facilita el cálculo de los costes, pero los servicios de desarrollo y soporte pueden dificultar el cálculo a nivel granular.

Los trabajadores no especializados pueden participar en la integración y crear flujos que aporten valor a la organización sin necesidad de que los «informáticos» intervengan. Esto se conoce como «la función del ciudadano integrador». La posibilidad de que los trabajadores de la empresa desarrollen integraciones permite mejorar la productividad y la innovación de nuevos productos y servicios.

Usos habituales o casos de uso

La integración como servicio puede ser una excelente opción para cualquier uso, pero se adapta mejor a las integraciones fáciles de entender que pueden planificarse e implementarse. En el caso de las integraciones complejas, menos predecibles y que abarcan muchos sistemas con lógica de mediación, pueden ser difíciles de gestionar en una integración como servicio y exigir un trato más práctico. Las aplicaciones SaaS también son un uso primordial, pues los conectores tienden a ser reconocidos y comprendidos. Es difícil que las aplicaciones heredadas con criterios de interoperabilidad no habituales estén disponibles en las soluciones IaaS de autoservicio en cloud.

Las integraciones de alto valor son buenas candidatas para la integración como servicio, pues, aunque pueden ser costosas, el valor de la integración o de la API para la organización es alto, entonces hay un claro beneficio de la inversión en el servicio, y un tercero puede ser el responsable de la entrega. La gestión puede ser mucho más fácil que depender de los recursos internos distribuidos en varios equipos.

Las empresas con una capacidad o madurez limitada en infraestructura, integración, plataforma o DevOps son, sin duda, las principales candidatas a la integración como servicio. Desarrollar y mantener estas capacidades puede ser costoso y requerir mucho tiempo, de modo que, si no hay una necesidad de capacidades en otras áreas de la organización, puede tener sentido adquirir la integración como un servicio. Es, también, un servicio que resulta más fácil de estructurar, porque se puede especificar en términos de beneficios empresariales. Al adquirir servicios de desarrollo, plataformas de integración o pruebas, es importante saber qué es lo que hay que conseguir o entregar con exactitud. Esto puede resultar difícil si la organización no dispone de los conocimientos necesarios.

Prácticas de implementación recomendadas

Lo primero que hay que tener en cuenta al analizar la integración o API como servicio es el valor que aportará a la organización y si se considera una solución táctica o estratégica. Si se trata de nuevas empresas con poca o ninguna capacidad de infraestructura o plataforma, esta puede ser una opción estratégica para el futuro. Las empresas que ya cuentan con esas capacidades pueden adquirir la integración como servicio para acelerar la ejecución de otra iniciativa. Puede ser algo así como la implementación de SaaS como Workday o Salesforce.

Una vez entendida la función de Integración como Servicio en la organización, conviene comprender lo que se necesita del servicio. Una startup basada en SaaS probablemente tendrá necesidades relacionadas con la obtención de datos entre A y B y, por lo tanto, se orientará más hacia las soluciones de autoservicio como Zapier e IFTTT. No obstante, los requisitos se deben determinar de antemano para que quede claro lo que se espera de un servicio contratado.

Para necesidades que requieran un enfoque más a medida por parte de un tercero, se recomienda hacer hincapié en la gestión de las relaciones con los proveedores. La gestión de proveedores es una competencia fundamental para cualquier organización que tenga una estrategia de externalización.

Más allá de establecer la necesidad y el planteamiento, los siguientes pasos son más bien un ejercicio de aprovisionamiento. En el caso de las plataformas de autoservicio, esto sería bastante sencillo, ya que es fácil empezar a consumirlas, aunque hay que adaptar los requisitos al proveedor. Es probable que los mercados de conectores sean muy similares, pero uno puede tener un conector específico que el otro no tiene, o soportar un flujo que se necesite, etc. Así que hay que asegurarse de que los requisitos funcionales y no funcionales se cumplan por el proveedor y comience con una prueba de concepto básica para la organización para comprobar que se entrega lo que se requiere. En caso de que el tiempo no sea un factor, la prueba de concepto puede ejecutarse con varios proveedores de forma simultánea para comparar la experiencia, las características y los beneficios de primera mano.

En el supuesto de un proveedor de servicios a medida, el ejercicio de contratación debe ser firme, y tener en cuenta los criterios de seguridad en torno al tratamiento de los datos, así como garantizar que no hay riesgo de quedar «bloqueado» por el proveedor. El servicio debería ser de fácil traslado a diferentes proveedores para estar en una situación más fuerte durante la renovación de los contratos. Intenta formular una relación de trabajo con el proveedor, asegúrate de que entiende los requisitos y las necesidades más amplias de la organización. El hecho de contar con una colaboración en este ámbito puede suponer muchas ventajas, sobre todo si el socio vela por tus intereses. Puede resultar ventajoso recurrir a otra tercera parte para validar los servicios prestados y las recomendaciones de un socio, para asegurarse de que se obtiene la mejor relación calidad-precio.

¿En qué se diferencian las tecnologías?

En el ámbito del autoservicio, desde el punto de vista tecnológico, las soluciones varían desde las integraciones básicas una a una hasta las soluciones de integración más funcionales, aunque en general todas se centran en la automatización de los flujos de trabajo. Por ello, la fijación de precios suele asociarse a tareas, zaps o bots, terminología general para las acciones de un flujo de trabajo. Existen variaciones en el tema, algunas tecnologías se centran más en el conector o en las aplicaciones conectadas, mientras que otras se fijan en los volúmenes de datos o en el número de archivos, algunas se basan en los usuarios, aunque la más común se focaliza en las acciones o los flujos.

Esto destaca la importancia de comprender las necesidades y los requisitos, pues las soluciones centradas en las integraciones una a una y en los precios basados en las aplicaciones pueden no ser las más adecuadas, si los requisitos se dirigen a los procesos a través de tres o más aplicaciones.

Un servicio a medida de un tercero podría estar ya definido, o se podría definir como parte del acuerdo. Un servicio definido suele destacar la tecnología subyacente como nombre de confianza, aunque en realidad sea transparente. Los servicios a medida son más flexibles, el proveedor de servicios puede utilizar la plataforma que mejor se adapte a sus necesidades específicas. Esta opción puede ser más costosa, aunque en algunos casos podría ser más barata, ya que el proveedor puede aprovechar las tecnologías, lo que supone un ahorro.

Un diferenciador claro en las ofertas a medida es si se trata de un servicio compartido o dedicado. Un servicio compartido implica que el proveedor tenga muchos clientes en la plataforma, divididos de forma virtual a efectos de protección de datos cuando sea necesario. Es la opción más barata, pues el proveedor aprovechará las economías de escala. La oferta dedicada será más cara, puesto que el proveedor tendrá todos los costes derivados del mantenimiento de los entornos específicos para su organización. Las condiciones de seguridad y datos, junto con los presupuestos financieros, ayudarán a definir la mejor opción en este sentido.

Consideraciones

Considerar:

  • Si hay beneficio en la implementación de capacidades como la gestión de cloud/infraestructura o DevOps en otros puntos de la organización. En caso de que lo haya, lo mejor sería crear esas capacidades y aprovecharlas para integrarlas internamente con el fin de tener un mayor control.
  • Pensar en la posibilidad de cambiar las integraciones con regularidad. Si la gestión de las integraciones corre a cargo de un tercero, es probable que el cambio tenga un coste. Hay que asegurarse de que se tiene constancia de ellos y se tiene en cuenta en el servicio.
  • Seguridad y protección de datos. La integración debe ser transitoria, aunque es importante garantizar que los datos estén protegidos en tránsito y, si es necesario almacenarlos, que estén protegidos de acuerdo con los requisitos.
  • La externalización, en general, tiene el inconveniente de que puede ser difícil volver a ella una vez tomada la decisión, aunque esto no tiene por qué ser así. Es importante asegurarse de que la abstracción de la lógica de la tecnología se realiza con la debida cautela para que cualquier solución sea de fácil traslado.

Por qué elegir Chakray

En Chakray tenemos un criterio pragmático para la integración. No hay una fórmula única para todos los casos y, gracias a nuestra amplia experiencia en muchos sectores, apreciamos todos los tipos, estilos y enfoques de integración, priorizamos los resultados y el éxito por encima de lo que se considera «correcto» o «incorrecto». Chakray ofrece una asistencia esencial de integración como servicio. Asimismo, estaremos encantados de colaborar contigo en cualquier aspecto de tu proceso de integración, se trate o no de validar las relaciones existentes de integración como servicio.

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